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Cuando nuestros hijos están aprendiendo a nadar.

Lo reconozco, no sé nadar. Nunca tuve oportunidad de aprender cuando era niña, y de adulta simplemente no le ví el motivo… hasta que tuve hijas, y entonces empecé a ver la necesidad de que ellas si superan hacerlo. Creo que parte de mi frustración ahora radica en que no empecé cuando eran más pequeñas y que yo misma no sé nadar, entonces mi apoyo se resume a como decimos en México “echarles porras”.

Inicié con ellas hace dos años, pero por un viaje a México tuvimos que suspender las clases casi al final, así que lo aprendido no sirvió de mucho. Al siguiente año las volvimos a retomar durante el verano, todo para que no fueran más que lloriqueos, miedos y regaños, porque si bien a los niños les encanta estar en el agua, es cosa diferente cuando se trata de “tomar clases”.

Este año finalmente Ximena ha superado sus miedos, ha avanzado mucho y se ha superado. Pero entonces viene el caso de Cami, que apenas está en la etapa de los miedos y las lágrimas. A ella le encanta el agua, brincar, “nadar” y andar de un lado para otro, pero le aterra la idea de tener la cara bajo el agua. Hoy definitivamente perdí la paciencia, y sólo ahora que estoy sentada aquí escribiendo esto, es que tengo que reconocer y recordar que mi hija no es sino tan sólo una niña, que necesita de mi paciencia, de mi apoyo y sobre todo de mi amor.
Así es que si también estás en la etapa de aprender a nadar con tus hijos, aquí te dejo 5 cosas que debes tomar en cuenta:

1. No hay un tiempo perfecto. Sí, probablemente muchos te dirán que entre más pequeños empiecen mejor, pero solamente tú y tus hijos podrán confirmarlo de primera mano. No todos tenemos la oportunidad de iniciar a nuestros hijos en natación, y por eso esperamos. Pero toma en cuenta que no hay un tiempo perfecto, este será cuando las condiciones, el tiempo y la disposición de tus hijos coincida.

2. Todos los niños son diferentes. Habrá quien a los dos días ya ande “como pez en el agua”, pero el resto, estará tan asustado como Cami, y para eso, hay que tener paciencia.

3. No los obligues a hacer algo que no quieren. No querrás que el poco avance quede en nada, que los traumatices o que simplemente ya no quieran continuar con sus clases. Poco me faltó para lanzarme al agua y ser yo quien la hiciera poner la cabeza debajo del agua, pero como dije en el No. 2, ella es diferente, yo necesito ser más paciente y obligarla no va a mejorar nada.

4. El aprendizaje no se resume sólo a las clases. Es como en todo, lo que aprendas en clase no debe ser lo único con lo que te debes quedar, hay que practicar, y esto sólo se logra con minutos extra en la alberca, paciencia de tu parte y tiempo para hacerlo. De preferencia que sea seguido de la clase, para no perder el ritmo.

5. Festeja cada uno de sus logros. Tampoco es como que hagas una fiesta, pero un “lo hiciste muy bien”, “tú puedes”, “bien hecho”, no solamente ayudan en la autoestima de nuestros hijos, sino que los animan a seguir adelante y superar los miedos.

Las clases de mis hijas se extienden por otras 3 semanas más, así que una vez compartido esto y armándome de mucha paciencia y amor, seguiremos en ellas hasta lograr que las dos puedan nadar por sí solas, y sobre todo SIN MIEDO.

¿Qué haces para lograr que las clases de natación de tus hijos sean un éxito?
¡Ayúdanos a compartir!

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